lunes, 1 de agosto de 2016

VERDAD Y LEYENDA DE LOS SIETE INFANTES DE LARA


VERDAD  Y  LEYENDA
DE
LOS SIETE INFANTES DE LARA

En una de mis visitas a Córdoba, al pasar por la calle Cabezas y el callejón llamado de los Arquillos, me contaron una historia sobre los siete Infantes de Lara o de Salas y me llenó la curiosidad. En días posteriores visité la Casa de las Cabezas, que se conserva como estaba con todas sus dependencias, patios, aljibe, escaleras, despachos, pozo, dormitorio, etc. y que me he permitido exponer a mis conciudadanos, pues merece la pena visitar dicha casa a las personas que nos gusta la Historia.





















Patio y escalera casa de Las Cabezas
















  

Despacho   y  Pozo



Dormitorio

A la derecha de la puerta de entrada a la casa, hay una placa de mármol con la siguiente inscripción:

“Dos insignes Historiadores Cordobeses, ABEN HAYAN y AMBROSIO DE MORALES y un cantar de Gesta Castellano nos dicen que en el año 974, en esta casa estuvo preso El Señor de Salas Gonzalo Gústioz, y que las Cabezas de sus hijos “Los Siete Infantes de Lara”, muertos en los campos de Soria, fueron expuestas sobre estos Arcos. Verdad y Leyenda Venerables de fama multisecular en toda España”.

Según cuenta la leyenda desde hace muchos siglos en la versión sanchina de la Historia de España, donde se recoge un antiguo cantar de gesta en el reino de Castilla que fue compuesto sobre el siglo X, aproximadamente hacia el año 990, y que ocurrió en la boda entre doña Lambra, natural de Bureba y don Rodrigo de Velázquez (conocido por Ruy de Velázquez),  hermano de doña Sancha Velázquez, que estaba casada con don Gonzalo Gústioz, Señor del enclave de Salas, ambos padres de los siete Infantes de Lara (o de Salas).

En dicha celebración se enfrentan los familiares de doña Lambra con los hijos de su cuñada de doña Sancha. En este altercado muere Álvar Sánchez, primo de doña Lambra, a manos de Gonzalo González (conocido por Gonzalillo), el menor de Los Siete Infantes de Lara.

Poco tiempo después estando bañándose Gonzalo González (Gonzalillo) como Dios lo trajo al mundo, es visto por doña Lambra, suceso que doña Lambra lo consideró como una provocación sexual a propósito, este hecho lo interpreta doña Lambra a su favor como una grave ofensa, y lo aprovecha  para vengarse de la muerte de su primo Álvar Sánchez, que a dicha fecha aún no había sido satisfecha, y ordena a su criado arrojar y manchar a Gonzalo González (Gonzalillo) con un pepino relleno de sangre, ante la risa burlesca de sus seis hermanos.

Gonzalillo reacciona matando al criado de doña Lambra, que se había refugiado bajo la protección del manto de su señora, que queda salpicado de sangre.

Doña Lambra convenció a su marido don Rodrigo (Ruy de Velázquez) para que urdiese un plan y vengarse de su sobrino Gonzalillo por los hechos acaecidos. Para dicha venganza don Gonzalo Gústioz (Señor del enclave de Salas) y padre de Gonzalillo González, es enviado al moro llamado Abu Amir Muhammad ibn Abi Amir al-Mansur (conocido por Almanzor 938-1002) primer Ministro del Califa de Córdoba Alhaken II (961-976), con una carta cuyo contenido ruega a éste que el portador de la misiva fuese asesinado; por supuesto que el portador de la carta y padre de los infantes desconocía su contenido, ya que estaba escrita en árabe.

Almanzor se apiada de don Gonzalo Gústioz y se limita a retenerlo preso en Córdoba en la casa de Las Cabezas, nombre por el que fue conocida con posterioridad, ya que consideraba que era excesivo el sufrimiento de su cautivo, que es aliviado por Fátima hermana del propio Almanzor.

El marido de doña Lambra, don Rodrigo (Ruy de Velázquez) dirigió a los Siete Infantes de la Lara a una emboscada ante las tropas musulmanas, don Nuño Salido, tutor de los Siete Infantes de Lara se enteró de la felonía de Ruy de Velázquez e intentó avisar a los Infantes, pero fue asesinado junto a ellos en los campos de Soria, y que a pesar de su valía guerrera, son decapitados y sus cabezas son enviadas  a Córdoba por órdenes de su tío don Rodrigo (Ruy de Velázquez), donde son contempladas por su padre  don Gonzalo Gústioz ante Almanzor, y que según la leyenda fueron expuestas en la calle de los Arquillos.





Presentación de las cabezas del Tutor y de los Siete Infantes de Lara, a su padre don Gonzalo Gústioz.





Callejón de los Arquillos de Córdoba, donde pusieron las cabezas.

Según cuenta la leyenda don Gonzalo Gústioz es liberado, y antes de partir para su tierra, Fátima la hermana de Almanzor le  comunica que está embarazada de él y el niño será llamado Mudarra, (que significa Vengador). Gonzalo Gústioz ve aquí una posible vía para vengarse de su cuñado don Rodrigo de Velázquez, toma su anillo y lo parte en dos pedazos, dándole uno a Fátima y quedándose él con la otra mitad. 

Mudarra recibe este medio anillo como herencia, siendo posteriormente reconocido por su padre don Gonzalo al juntar ambas partes y  ver que encajan perfectamente.

Según cuentan, don Gonzalo Gústioz quedó ciego con el paso de los años, y que al juntar ambas partes recobró la vista y el anillo quedó unido para siempre.

En opinión de don Ramón Menéndez Pidal, la trama secundaria del anillo y el reconocimiento de padre e hijo, es una de las muchas pruebas del origen germánico de la épica española.

Mudarra, el hijo bastardo de don Gonzalo Gústioz y de Fátima hermana de  Almanzor, quien más tarde sería adoptado por  doña Sancha Velázquez, venga la muerte de sus siete hermanastros,  dando muerte a don Rodrigo de Velázquez y quemando el palacio de doña Lambra, con la vengativa señora dentro.

El testimonio más antiguo data de 1289, reinando en Castilla S.M. el Rey Sancho IV llamado el Bravo (1258-1295), y que editó don Ramón Menéndez Pidal con el título “Segunda Crónica General”.

Montalbán de Córdoba, 14 de junio de 2016
Miguel López Romero
Genealogiamontalban.blogspot.com

Bibliografía:
www.casadelascabezas.com
Ramón Menéndez Pidal, “Segunda Crónica General”
Wikipedia, la enciclopedia libre.






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