sábado, 27 de julio de 2019

EL MONTALBEÑO QUE APREHENDIÓ AL PRIMER PRISIONERO DE LA GUERRA DE ÁFRICA


EL MONTALBEÑO QUE Aprehendió AL PRIMER PRISIONERO DE LA GUERRA DE AFRICA

En la primera guerra de España en África 1844-1859, las ciudades de Ceuta y Melilla sufrieron una serie de ataques por partes de las fuerzas rifeñas marroquíes. 
En 1844 un agente consular español fue asesinado en Marruecos. El general don Ramón María Narváez y Campos 1799-1868, presidente del gobierno de España, protestó ante el sultán Muley Soleimán de forma tan enérgica que casi se llegó al borde de la guerra, y fue posteriormente ratificada por el Convenio de Larache el 6 de mayo de 1845, en el que, entre otros acuerdos, se fijaron los límites de la ciudad de Ceuta.

A pesar de la firma del convenio, las ciudades de Ceuta y Melilla continuaron sufriendo constantes incursiones por parte de los grupos marroquíes. Continuamente eran acosadas las tropas destacadas en distintos puntos, sobre todo en 1845, 1848 y 1854. Las incursiones eran inmediatamente repelidas por el ejército español, sin que éste pudiera internarse en territorio marroquí en persecución de los agresores, por lo que la situación se repetía de forma habitual. De esta forma, el gobierno español decidió dar un golpe de efecto para frenar los ataques marroquíes e invadió sin previo aviso las islas Chafarinas en 1848.


El general Narváez ordenó su ocupación, por lo que el 6 de enero de 1848 tropas españolas procedentes de Melilla y Málaga desembarcaron en el archipiélago, adelantándose con ello en seis horas a los planes de ocupación que los franceses iban a poner en ejecución. A partir de entonces se iniciaron una serie de encuentros entre España y Marruecos que culminaron en 1859 con la firma del Convenio de Tetuán, donde se pretendía poner fin a los problemas fronterizos entre ambos países.

A partir de este convenio España construyó una seria de fuertes. El 11 de agosto de 1859, el destacamento español que custodiaba la construcción del puesto de guardia de Santa Clara en el campo exterior fue objeto de agresiones por parte de los rifeños de Anyera, que destruyeron parte de las fortificaciones, arrancaron y ultrajaron el escudo de España, repitiendo los rifeños la misma acción anterior el día 24 de agosto. Cuando llegó la noticia a la Península, una ola de indignación recorrió todo el país.

El general don Leopoldo O´Donnell y Jorís 1809-1867, presidente del Gobierno español en aquel momento, exigió al sultán de Marruecos, Muleyn Mohamed, un castigo ejemplar para los agresores rifeños. El 5 de septiembre el cónsul español de Tánger presentó un ultimátum a Marruecos: exigió la reposición de los destruidos escudos fronterizos de España, que fueran saludados por las tropas del sultán, y que los autores del hecho fueran castigados en Ceuta ante la guarnición española. El documento decía los siguiente:

//Si S.M. el Sultán se considera impotente para ello decidido prontamente y los ejércitos españoles, penetrando en vuestras tierras, harán sentir a esas tribus bárbaras, oprobio de los tiempos que alcanzamos, todo el peso de su indignación y arrojo//.

Poco después el sultán falleció, y su hijo Mohamed Abdalrahman nunca cumplió el requerimiento del presidente del gobierno español.

El 11-12-1859, tras 40 días del comienzo de las hostilidades, el Tercer Cuerpo de Ejército, al mando del Teniente General Mayor don Antonio Ros de Olano 1808-1886, embarcó en el puerto de Málaga en 19 naves que condujeron a Ceuta.

Los soldados moros preferían morir antes de ser cogidos prisioneros y se obligaban desesperadamente a morir combatiendo ante los españoles. Jamás se había hecho prisionero alguno en estas guerras de África.

El periódico La Corona de Barcelona, con fecha 19-12-1859 cita textualmente en su página 5:

// Un grupo de moros cortado y rodeado no había querido rendirse, y había obligado por su resistencia desesperada, a sus generosos vencedores a darles la muerte que buscaban con ahínco. Aseguran que hasta ahora, a pesar de las recomendaciones de los jefes y de la humanidad de los soldados, todavía no se ha podido hacer un solo prisionero.
El empeño con que retiran sus muertos o heridos, es también la cosa más notable en esta guerra. No hay genero de sacrificios que no hagan para conseguir este resultado. //

En la acción del 20 de diciembre 1859 cerca del fuerte de Isabel II se hizo el primer prisionero de la guerra de África y fue atribuido erróneamente a los cazadores de Barbastro (según se publicó el 8-01-1860 en La Correspondencia de España)

El Diario de Córdoba de fecha 18-01-1860 publicó la noticia sobre nuestro paisano Manuel de Jesús Pérez-Texada Adamuz, destinado en la sexta compañía del primer batallón del regimiento de infantería de Albuera, el que hizo prisionero al moro Bul seli Jam, al que fotografiaron sin turbante y al enseñarle la foto dijo que no se conocía y la devolvió, decía que era labrador y que tenía 2 hijos.


Dibujo publicado por el periódico El Mundo Militar, de fecha 12-02-1860


Manuel de Jesús quedó herido, aunque no de gravedad, bajo unas matas donde pasó la noche. Al amanecer el día siguiente divisó al mencionado moro a quien aprehendió sin auxilio de nadie llevándolo al campamento, y presentándolo al General en Jefe. Este le entregó en el acto 600 reales que remitió a su padre, diciéndole que allí nada le falta, más que matar muchos moros, que comen perfectamente y viven alegres y contentos. Estuvo ingresado en el Hospital de San Roque (Cádiz).

El Diario de Córdoba del 23-01-1860 en su edición regaló una fotografía de Bul seli Jam.

Nuestro paisano Manuel de Jesús Pérez-Texada Adamuz,  nacido en Montalbán el  3-7-1839, era hijo de Francisco Pérez-Texada de Ruz y de Ana María Adamuz de Espejo. Este matrimonio tuvo 7 hijos llamados:  Juana, Francisco, Andrés, Juan José, Ana, María Dolores y Manuel de Jesús; era el menor de los siete hermanos, fue llamado a filas a la edad de 19 o 20 años y pocos meses más tarde tuvo que ir a la guerra de África.

En el registro Civil y Eclesiástico no he encontrado su matrimonio y defunción, por lo que posiblemente volviese al frente de nuevo a su 6ª compañía de Infantería de la compañía de Albuera, una vez recuperado de sus lesiones en el Hospital. Se desconoce si murió en el frente de África o en cualquier otra ciudad de la geografía española.

Existen al día de hoy 8 generaciones de descendientes de los padres de Manuel de Jesús Pérez-Texada Adamuz y he podido relacionar a 937 personas, de las cuales no existe ninguna persona que lleve hoy el apellido Pérez-Texada.

Solamente detallaré algunas personas según la generación correspondiente:

Cuarta: Fernando Muñoz Patón y Miguel Valenzuela Muñoz “El Miguel de Cacakí”.

Quinta: Alfonso Ortega Gálvez “El Coronillas” y Rafael Ortega Espinosa “El Salamanqui”.

Sexta: Rafael Márquez Zamorano “El Quirós” y José Zamorano Jiménez “El Cingüe”.

Séptima: Pedro Márquez Márquez “Hijo de Triguito” y José Amador Sillero Zamorano “Popeyito”.

Octava: En ésta existen muchos, pero por ser menores no los detallo.

Agradecimiento a mi amigo Jesús Carmona García (en Facebook Ataulto Recaredo Bamba) pues sin su información sobre Bul seli Jam en sus archivos de Prensa total, no hubiese dado lugar a este artículo.

Montalbán de Córdoba, 27 de Julio de 2019
Miguel López Romero
genealogiamontalban.blogspot.com

Bibliografía: Historia Militar de España, Batallas y combates.

3 comentarios:

Lastra dijo...

Un magnífico trabajo de investigación. Enhorabuena.

Rafael G. dijo...

Que alegria produce el poder conocer estas historias.

Gracias, Miguel.

Administrador dijo...

Me alegra que te guste amigo Rafa.

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