EL MONTALBEÑO
QUE Aprehendió AL PRIMER PRISIONERO DE LA GUERRA DE AFRICA
En la primera guerra de
España en África 1844-1859, las ciudades de Ceuta y Melilla sufrieron una serie
de ataques por partes de las fuerzas rifeñas marroquíes.
En 1844 un agente consular español fue
asesinado en Marruecos. El general don Ramón María Narváez y Campos 1799-1868, presidente
del gobierno de España, protestó ante el sultán Muley Soleimán de forma tan
enérgica que casi se llegó al borde de la guerra, y fue posteriormente
ratificada por el Convenio de Larache el 6 de mayo de 1845, en el que, entre
otros acuerdos, se fijaron los límites de la ciudad de Ceuta.
A pesar de la firma del
convenio, las ciudades de Ceuta y Melilla continuaron sufriendo constantes
incursiones por parte de los grupos marroquíes. Continuamente eran acosadas las
tropas destacadas en distintos puntos, sobre todo en 1845, 1848 y 1854. Las
incursiones eran inmediatamente repelidas por el ejército español, sin que éste
pudiera internarse en territorio marroquí en persecución de los agresores, por
lo que la situación se repetía de forma habitual. De esta forma, el gobierno
español decidió dar un golpe de efecto para frenar los ataques marroquíes e
invadió sin previo aviso las islas Chafarinas en 1848.
El general Narváez ordenó
su ocupación, por lo que el 6 de enero de 1848 tropas españolas procedentes de
Melilla y Málaga desembarcaron en el archipiélago, adelantándose con ello en
seis horas a los planes de ocupación que los franceses iban a poner en ejecución.
A partir de entonces se iniciaron una serie de encuentros entre España y
Marruecos que culminaron en 1859 con la firma del Convenio de Tetuán, donde se
pretendía poner fin a los problemas fronterizos entre ambos países.
A partir de este convenio
España construyó una seria de fuertes. El 11 de agosto de 1859, el destacamento
español que custodiaba la construcción del puesto de guardia de Santa Clara en
el campo exterior fue objeto de agresiones por parte de los rifeños de Anyera,
que destruyeron parte de las fortificaciones, arrancaron y ultrajaron el escudo
de España, repitiendo los rifeños la misma acción anterior el día 24 de agosto.
Cuando llegó la noticia a la Península, una ola de indignación recorrió todo el
país.
El general don Leopoldo
O´Donnell y Jorís 1809-1867, presidente del Gobierno español en aquel momento,
exigió al sultán de Marruecos, Muleyn Mohamed, un castigo ejemplar para los
agresores rifeños. El 5 de septiembre el cónsul español de Tánger presentó un
ultimátum a Marruecos: exigió la reposición de los destruidos escudos
fronterizos de España, que fueran saludados por las tropas del sultán, y que
los autores del hecho fueran castigados en Ceuta ante la guarnición española.
El documento decía los siguiente:
//Si S.M. el Sultán se considera
impotente para ello decidido prontamente y los ejércitos españoles, penetrando
en vuestras tierras, harán sentir a esas tribus bárbaras, oprobio de los
tiempos que alcanzamos, todo el peso de su indignación y arrojo//.
Poco después el sultán
falleció, y su hijo Mohamed Abdalrahman nunca cumplió el requerimiento del
presidente del gobierno español.
El 11-12-1859, tras 40
días del comienzo de las hostilidades, el Tercer Cuerpo de Ejército, al mando
del Teniente General Mayor don Antonio Ros de Olano 1808-1886, embarcó en el
puerto de Málaga en 19 naves que condujeron a Ceuta.
Los soldados moros
preferían morir antes de ser cogidos prisioneros y se obligaban
desesperadamente a morir combatiendo ante los españoles. Jamás se había hecho
prisionero alguno en estas guerras de África.
El periódico La Corona de
Barcelona, con fecha 19-12-1859 cita textualmente en su página 5:
// Un grupo de moros
cortado y rodeado no había querido rendirse, y había obligado por su
resistencia desesperada, a sus generosos vencedores a darles la muerte que
buscaban con ahínco. Aseguran que hasta ahora, a pesar de las recomendaciones
de los jefes y de la humanidad de los soldados, todavía no se ha podido hacer
un solo prisionero.
El empeño con que retiran
sus muertos o heridos, es también la cosa más notable en esta guerra. No hay
genero de sacrificios que no hagan para conseguir este resultado. //
En la acción del 20 de
diciembre 1859 cerca del fuerte de Isabel
II se hizo el primer prisionero de la guerra de África y fue atribuido
erróneamente a los cazadores de Barbastro (según
se publicó el 8-01-1860 en La Correspondencia de España)
El Diario de Córdoba de
fecha 18-01-1860 publicó la noticia sobre
nuestro paisano Manuel de Jesús
Pérez-Texada Adamuz, destinado en la sexta compañía del primer batallón del
regimiento de infantería de Albuera, el que hizo prisionero al moro Bul seli Jam, al que fotografiaron sin
turbante y al enseñarle la foto dijo que no se conocía y la devolvió, decía que
era labrador y que tenía 2 hijos.
Manuel
de Jesús quedó herido, aunque no de gravedad, bajo unas matas
donde pasó la noche. Al amanecer el día siguiente divisó al mencionado moro a
quien aprehendió sin auxilio de nadie llevándolo al campamento, y presentándolo
al General en Jefe. Este le entregó en el acto 600 reales que remitió a su
padre, diciéndole que allí nada le falta, más que matar muchos moros, que comen
perfectamente y viven alegres y contentos. Estuvo ingresado en el Hospital de
San Roque (Cádiz).
El Diario de Córdoba del
23-01-1860 en su edición regaló una fotografía de Bul seli Jam.
Nuestro paisano Manuel de Jesús Pérez-Texada Adamuz, nacido en Montalbán el 3-7-1839, era
hijo de Francisco Pérez-Texada de Ruz y de Ana María Adamuz de Espejo. Este
matrimonio tuvo 7 hijos llamados: Juana, Francisco, Andrés,
Juan José, Ana, María Dolores y Manuel
de Jesús; era el menor de los siete
hermanos, fue llamado a filas a la edad de 19 o 20 años y pocos meses más tarde
tuvo que ir a la guerra de África.
En el registro Civil y
Eclesiástico no he encontrado su matrimonio y defunción, por lo que
posiblemente volviese al frente de nuevo a su 6ª compañía de Infantería de la
compañía de Albuera, una vez recuperado de sus lesiones en el Hospital. Se
desconoce si murió en el frente de África o en cualquier otra ciudad de la
geografía española.
Existen al día de hoy 8
generaciones de descendientes de los padres de Manuel de Jesús Pérez-Texada
Adamuz y he podido relacionar a 937 personas, de las cuales no existe ninguna
persona que lleve hoy el apellido Pérez-Texada.
Solamente detallaré
algunas personas según la generación correspondiente:
Cuarta: Fernando Muñoz
Patón y Miguel Valenzuela Muñoz “El Miguel de Cacakí”.
Quinta: Alfonso Ortega
Gálvez “El Coronillas” y Rafael Ortega Espinosa “El Salamanqui”.
Sexta: Rafael Márquez
Zamorano “El Quirós” y José Zamorano Jiménez “El Cingüe”.
Séptima: Pedro Márquez
Márquez “Hijo de Triguito” y José Amador Sillero Zamorano “Popeyito”.
Octava: En ésta existen
muchos, pero por ser menores no los detallo.
Agradecimiento a mi amigo
Jesús Carmona García (en Facebook Ataulto Recaredo Bamba) pues sin su
información sobre Bul seli Jam en sus archivos de Prensa total, no hubiese dado
lugar a este artículo.
Montalbán
de Córdoba, 27 de Julio de 2019
Miguel
López Romero
genealogiamontalban.blogspot.com
Bibliografía:
Historia Militar de España, Batallas y combates.
3 comentarios:
Un magnífico trabajo de investigación. Enhorabuena.
Que alegria produce el poder conocer estas historias.
Gracias, Miguel.
Me alegra que te guste amigo Rafa.
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